TEORÍA DEL CONSUMIDOR
Preferencias
Todos
los días tenemos una serie de interminables decisiones respecto a la manera de
asignar los recursos, lo cual implica: dinero y tiempo. ¿Comprar una
hamburguesa o una torta? ¿Ir al cine o estudiar para el examen? ¿Debería de
ahorrar hoy para el futuro o disfrutar ahora de ese viaje pendiente? Mientras
equilibramos las competencias entre nuestras demandas y deseos, vamos tomando
decisiones que definen nuestra vida.
La
teoría de la elección y de la utilidad tratan de explicar el comportamiento de
los consumidores, la economía se basa en la conclusión fundamental de que las
personas escogen los bienes y servicios que valoran más. Describiendo la manera
en que
los consumidores eligen
entre distintas posibilidades
de consumo, para ello es importante conocer el concepto
de utilidad.
En
términos de economía es la palabra que denota satisfacción, siendo más
precisos, se refiere a la manera en que los consumidores califican los diversos
bienes y servicios. Es conveniente considerar también a la utilidad como el
beneficio o el aprovechamiento que un individuo deriva de consumir un bien o
servicio, los economistas la utilizan para hacernos comprender cómo es que los
consumidores racionales dividen sus recursos limitados entre los bienes que les
proporcionan satisfacción o utilidad.
Por
ejemplo un joven llamado José percibe $120 a la semana cuyos gustos son las
pizzas que tienen un valor de $10 cada una y el cine donde el monto es $20 la
entrada. Para decidir el número de pizzas que se comerá y el número de
películas a las que asistirá, ha de tener en cuenta de que sólo puede gastar
$120 a la semana. Sus ingresos y los precios de los bienes y servicios que le
interesa comprar determinan su restricción presupuestaria. Las restricciones
presupuestarias especifican las combinaciones de bienes que puede comprar el
consumidor. En el siguiente cuadro se muestran algunas de las posibles
combinaciones de bienes que puede comprar José con los ingresos que dispone.
Cada una de las filas del cuadro indica una combinación asequible de dos
bienes, que los economistas llaman cesta de consumo o canasta de consumo. Si
José dedica todos sus ingresos a las pizzas, comerá 12 a la semana pero no
asistirá al cine. Por el contrario, si gasta todos sus ingresos en el cine,
asistirá a 6 funciones pero no comerá pizzas.
Pizzas
|
Cine
|
|||
Cantidad
|
Gasto
|
Cantidad
|
Gasto
|
Gasto total
|
0
|
$0
|
6
|
$120
|
$120
|
4
|
$40
|
4
|
$80
|
$120
|
8
|
$80
|
2
|
$40
|
$120
|
12
|
$120
|
0
|
$0
|
$120
|
Cómo podemos observar hay una disyuntiva, en
donde el joven se enfrenta aún problema de elección .En el tema I de conceptos
básicos, definimos el costo de oportunidad de los bienes como aquello a lo que
hay que renunciar para obtenerlos. En este caso el costo de oportunidad de una
entrada al cine es dos pizzas.
LA MAXIMIZACIÓN DE LA
UTILIDAD
La
teoría de la demanda afirma que la gente maximiza su utilidad, es decir, elige la
canasta de bienes de consumo que más prefiere.
Para
aplicar la utilidad a la teoría de la demanda, podemos analizar este
ejemplo: consumir el
primer pedazo de
pastel nos da
satisfacción es decir
utilidad, ahora imaginemos que comemos un segundo pedazo de pastel que
nos eleva el total de utilidad porque éste es adicional ¿Qué pasaría si
pudiéramos adquirir una tercera y cuarta unidad del mismo bien? Muy probablemente
al cabo de un tiempo, si comemos suficiente pastel, en vez de sumar
satisfacción terminaríamos por enfermarnos. Lo anterior nos describe el
concepto de utilidad marginal de un bien que es el aumento de la utilidad que
reporta el consumo de una unidad adicional de ese bien. En el caso del ejemplo
cada que comemos una unidad adicional de pastel obtenemos una satisfacción o
utilidad marginal, en economía el término marginal significa “extra” o “adicional”.
La ley de la utilidad marginal decreciente nos muestra que la cantidad de
utilidad marginal o adicional se reduce a medida que una persona consume más y
más de un bien. Recordemos que la utilidad tiende a aumentar a medida que se
consume más del bien. Sin embargo a medida que se consuma más y más, la
utilidad total aumentará a una tasa cada vez más lenta. El crecimiento en la
utilidad total se hace más lento porque su utilidad marginal se reduce conforme
se consume más del bien. Por lo que esta ley (utilidad marginal decreciente)
nos afirma que, a medida que aumenta la cantidad consumida de un bien, la
utilidad marginal del mismo tiende a reducirse. El consumidor maximiza la
utilidad eligiendo la cesta de consumo que satisface la restricción presupuestaria
si el precio es el mismo para todos los bienes. El modelo de la conducta de los
consumidores presentado aquí permite, obtener las curvas de demanda de un
individuo a partir de la información sobre su renta y sus preferencias, así
como los precios a los que se enfrenta. El paso clave de nuestro análisis fue
el reconocimiento de lo que es la utilidad marginal y no la total, lo que
importa a una persona es obtener la mayor satisfacción posible de una renta
limitada. Como se indicó en el cuadro anterior, el reconocimiento de la
utilidad marginal determina el gasto, también nos ayuda a comprender por qué
algunos bienes son esenciales para la vida (como el agua) y otros suele ser
menos caros que otros (como los diamantes) que sólo son decorativos. La utilidad
marginal nos puede ayudar a entender la paradoja del agua y los diamantes. ¿Por
qué es el precio del agua, mucho más bajo que el de los diamantes, si el agua
es esencial para la vida humana, y los diamantes son meramente decorativos? Una
respuesta sencilla es que los diamantes son escasos y el agua abundante. Los
consumidores continúan comprando un bien hasta que el cociente entre su
utilidad marginal y el precio sea igual al de otros bienes. Por lo tanto, no es
sorprendente que la gente esté dispuesta generalmente a pagar más por los
diamantes adicionales que por el agua adicional. Pero ¿cómo se resuelve este
problema? La cuestión es que la utilidad total que reporta a un individuo toda
el agua que utiliza puede ser muy grande y casi con toda la seguridad es mayor
que la utilidad total que le reportan los diamantes. Pero un litro adicional de
agua reporta mucha menos utilidad adicional a la mayoría de la gente que un
quilate adicional de diamantes, y es la utilidad marginal y no la total la que
es relevante para el precio que están dispuestos a pagar los individuos por los
bienes.
Para
contemplar el problema desde otro ángulo, supongamos que una persona que
tuviera un diamante de un quilate estuviera muriéndose de sed y tuviera la
oportunidad de comprar un litro de agua con él. Podemos estar seguros de que haría
el intercambio ansiosamente, ya que en esas condiciones la utilidad marginal
del agua sería muy superior a la del diamante (Fischer, 1996). Retomando el
ejemplo de José en donde supongamos que se duplica sus ingresos y pasan de $120
a $240 a la semana pero también se duplican los precios de las pizzas y del
cine ¿Cómo varía la pauta de gasto de José? No varía en absoluto ¿por qué?
Observemos que el joven puede seguir comprando todas las cestas de consumo citadas en el cuadro anterior es
decir, la duplicación de sus ingresos y de todos los precios no altera su restricción presupuestaria.
Como podemos observar cada persona prefiere una cesta de consumo a otra. Esa
preferencia se revela observando cuál de las dos elige y cuando puede comprar
las dos. Esta información sobre las preferencias de los consumidores es
suficiente para construir un modelo de su conducta o preferencia revelada, lo
cual
supone que los consumidores hacen elecciones
coherentes entre los bienes que pueden comprar. Esta conducta coherente, la
observamos cuando un consumidor selecciona una cesta de consumo A y también
puede comprar la B, esto revela, una preferencia por la A frente a la B.
Supongamos que ahora cuando varían los precios y la renta y como consecuencia,
ya no puede comprar la A, y selecciona la B incluso aunque también puede
comprar la C, revela pues, una preferencia por la B frente a la C, se dice que
el consumidor es coherente si nunca selecciona la C, si lo hiciera, actuaria en
contra de las preferencias que relevó en su conducta anterior. En general, la
coherencia significa que las decisiones de los consumidores son estables a lo
largo del tiempo. Dicho teoría de la preferencia revelada muestra que cualquier consumidor que sea coherente en este
sentido se comportará como si estuviera maximizando la utilidad. Todo lo
anterior nos inclina a pensar que los consumidores son verdaderos expertos en
las decisiones del mercado, esta percepción poco realista, obviamente, indica que
la mayoría de las decisiones se toman en forma rutinaria e intuitiva. Los
consumidores según la teoría de la demanda, tienen gustos o preferencias, por
lo que actúan en forma bastante coherente, lo cual se espera que no cometan
equivocaciones. En general las personas evitan cambios erráticos en el
comportamiento de la compra y generalmente escogen los bienes que más prefiere.
Sin embargo, hay que estar alerta a
situaciones en las que se presenten un comportamiento irracional o inconsistente,
en ocasiones las personas se equivocan, compran aparatos inútiles o se
enganchan con discursos de ventas sin escrúpulos. La economía
del comportamiento, reconoce
que la gente
tiene memoria, tiempos limitados y que prevalecen los
patrones de un comportamiento aparentemente irracional. Este enfoque da cabida
a la posibilidad de que se genere información imperfecta, los perjuicios psicológicos
y una costosa toma de decisiones conduzcan a decisiones deficientes. Esta
teoría del comportamiento explica por qué los hogares ahorran tan poco para el
retiro, por qué se presentan burbujas en el mercado de valores, o como se
comporta el mercado de automóviles usados cuando la información de la gente es
limitada, un evento reciente que ilustra los principios del comportamiento, se
dio cuando millones de personas contrataron hipotecas con primas reducidas de
intereses (USA) para comprar casas. No leyeron
o no pudieron
entender la letra
pequeña de los
contratos y por
lo tanto muchas personas fallaron
en el pago de sus hipotecas y perdieron sus casas, lo que desencadenó una
importante crisis financiera y una caída de la economía. Los bienes que entran
en la función de la utilidad pueden ser cualquier cosa, recordando el ejemplo
anterior, José puede elegir entre efectuar donaciones a instituciones de
caridad o enviar alimentos a zonas de pobreza extrema. A la mayoría de las
personas les gusta la variedad. José asiste al cine y en ocasiones al teatro y
consume pizzas. El supuesto de la coherencia es válido sobre todo cuando se aplica a la conducta media a lo largo de
periodos de tiempo bastante prolongados. Es decir si José asiste a 10 funciones de cine
y 2 funciones de teatro al año y no varían
los precios ni su renta, es de esperar que asista aproximadamente a las 10 funciones de cine y a las 2 de teatro el
próximo año. Los productos nuevos
pueden alterar la
conducta sin modificar
los gustos. Si José descubre que
las películas de tercera dimensión le son más interesantes el continuará asistiendo a ver estas cintas.
Pero, naturalmente, cambian las preferencias de las personas, por lo que el
supuesto de la conducta coherente siempre es,
en alguna
medida, poco realista. Es probable que José asista a menos funciones de cine y
a más funciones de teatro a medida que vaya siendo mayor. Cuando cambian las
preferencias de una persona, el modelo económico de la conducta de los consumidores
puede utilizarse para averiguar la cesta de bienes que elegirá dados los nuevos
gustos.
Comencemos analizando
una subida de
precios en la
pizzas, supongamos un incremento
de $10 a $20, ¿cómo afecta a las restricciones presupuestarias de José?, ahora
en el mejor de los casos sólo puede comprar 6 en lugar de 12, si sigue asistiendo
al cine cuatro veces sólo podrá comer dos pizzas a la semana y si continua
comiendo cuatro pizzas sólo puede asistir a dos funciones de cine. Por lo tanto
su curva de demanda de pizzas tiene una pendiente negativa.
Para
ver cómo y por qué las variaciones de precios afectan a la cantidad demandada
resulta útil dividir los electos de dichas variaciones en dos partes. Por ejemplo,
si en una subida de precios en las pizzas. El primer efecto de la subida consiste
en que José no puede comprar la cantidad que solía. Ahora la restricción presupuestaria
ya no lo permite. Los economistas dicen que una subida del precio reduce la
renta real del consumidor, definida como la cantidad de bienes que puede
comprar con ella. Por lo tanto, la variación del precio produce un
efecto-renta. Al disminuir el poder adquisitivo de su renta, José tiene que
reducir el consumo, al menos, en algunos bienes y posiblemente de todos cuando
sube el precio de las pizzas. El segundo efecto de una subida del precio es la
variación de los precios relativos a todos los bienes. Incluso aunque José
pudiera seguir consumiendo la misma cantidad de pizzas que antes no lo querría.
Ahora las pizzas son más caras en relación al cine. Por lo tanto deseará
reducir su consumo sustituyéndolas por el
cine. Este segundo efecto que es el efecto de una variación del precio relativo
de los bienes es el efecto sustitución. Cuando sube el precio de un bien, el
consumidor tiende a sustituirlo por otro, por ejemplo, cuando el café sube de
precio los consumidores buscaran el té para sustituirlo. De tal manera que el
efecto-sustitución de la subida de un precio siempre supone una reducción de la
cantidad demandada.
En
la ley de la demanda, podemos utilizar los efectos-renta y sustitución para mostrar por
qué las curvas
de demanda no
tienen por qué
tener, al menos en teoría, una pendiente negativa. Si las
variaciones de los precios sólo produjeran efectos-sustitución, todas
las curvas de
demanda tendrían pendiente
negativa. Cuando un bien se encarece en relación a otros, se mantiene
todo lo demás constante, los consumidores demandan una cantidad menor de él. En
otras palabras, el efecto-sustitución de una subida de precios es la cantidad
demandada siempre en negativo. Pero las subidas de los precios de un bien
reducen la renta real del consumidor. Si el bien es normal, de tal manera que
la disminución de la renta reduce la cantidad demandada el efecto-renta también
se negativa. La primera conclusión es “sí un bien es normal, su curva de
demanda debe tener pendiente negativa.
Una
vez analizada la teoría de la sustitución como fue la del té por café, o tal vez
pensar en los correos electrónicos que son más baratos y rápidos que enviar cartas
por correo. Ahora examinaremos la demanda de todo el mercado que se deriva a
partir de la demanda individual. La curva de la demanda de un bien para todo el
mercado se obtiene al sumar las cantidades que demandan todos los consumidores.
Cada consumidor tiene un curva de demanda sobre la cual se puede ubicar la
cantidad demandada contra el precio, generalmente tiene una pendiente negativa.
Si
todos los consumidores fueran exactamente iguales en cuanto a sus demandas y
hubiera un millón de consumidores la curva de demanda del mercado sería tan
grande como un millón de veces la curva de demanda de cada consumidor.
Es
evidente que las personas tienen sus gustos distintos, algunos tienen altos
ingresos, otros ingresos bajos, algunos prefieren café otros refrescos. Para
obtener la curva del mercado total se calcula la suma total de lo que todos los
diferentes consumidores adquirirán a cualquier precio. Enseguida se gráfica esa
cantidad total como un
punto sobre la
curva de la
demanda. La curva de
la demanda del mercado es la suma de las demandas
individuales a cada precio.
EXCEDENTE DEL CONSUMIDOR
La
paradoja del valor subraya que el valor monetario registrado de un bien
puede ser indicador
engañoso del valor
económico total de ese valor,
medido por el precio por la
cantidad. Por ejemplo, el valor económico del aire es cero y, sin embargo, la
contribución del aire al bienestar es infinitamente superior, dado que moriríamos
sin él. El excedente del
consumidor de un
bien es la
diferencia entre la
cantidad máxima que estaría dispuesto a pagar por la cantidad del bien
que demanda, así como la cantidad real que paga. El excedente surge porque se
recibe más de aquello por lo que se paga como resultado de la ley de la
utilidad marginal decreciente Relacionando este
hecho con las
curvas de demanda
de los consumidores, podemos mostrarlo utilizando
nuestro ejemplo de las pizzas, que representan la demanda de José. Observa
cuidadosamente la siguiente figura:
Supongamos que
el precio de las pizzas
es P. He aquí el
resultado clave. El excedente del consumidor es el área
sombreada situada debajo de la curva de la demanda y encima de la línea de los
precios. Esta área mide la diferencia en unidades monetarias entre la cantidad
máxima que estaría dispuesto a pagar José por las cuatro pizzas que consume a
la semana y lo que paga realmente. Estableciendo la curva de demanda de José
nos muestra la cantidad máxima que estaría dispuesto a pagar por cada pizza que
consume. Observemos primero, que si el precio fuera superior a P1, José no
demandaría ninguna pizza. Cuando baja a P1, compra una, por lo que está
dispuesto a pagar hasta P1 por la primera pizza que demanda. Del mismo modo, el
hecho de que José demande una segunda pizza cuando el precio desciende a P2,
muestra que la segunda pizza vale para él P2. Pero aunque José está dispuesto a
pagar hasta P1 por la primera pizza cada semana, en realidad sólo paga P, por
lo tanto, disfruta de un excedente de (P1 — P) en esa primera pizza que es la
diferencia entre el valor que tiene para él y su costo, representada por el área
sombreada A, del mismo modo, disfruta de un excedente de (P2 – P) en la segunda
pizza, que es el área sombreada B. continuando con este procedimiento con la
tercera y cuarta pizza, mostramos que el área sombreada total de la figura, es
el valor monetario del excedente del consumidor de José derivado de las pizza. El
concepto de excedente del consumidor puede utilizarse para dar un valor monetario
a las variaciones de los precios. Imaginemos que este excedente es de $10 a
la semana. Eso
significa que José
estaría dispuesto a
pagar hasta $10
por el derecho a comprar pizzas a P en lugar de privarse de ellas
totalmente. Ahora consideremos otros dos cambios que empeorarían el bienestar
de José. El primero que el precio de las pizzas sube a P2 y que el excedente de
José disminuye en $4, por lo que es de $6 a la semana. El segundo cambio que en
vez de que suba el precio, el productor le pide a José que pague $4 a la semana
por una tarjeta que le da derecho a comprar pizzas al bajo precio de P. José
tendría exactamente el mismo excedente y exactamente la misma utilidad en ambos
casos. Por tanto estaría dispuesto a pagar hasta $4 para impedir que el precio
subiera a P2. El costo de la subida del precio a P2, es de $4 a la semana para
José, esa es la cantidad máxima que estaría dispuesto a pagar para impedir que
subiera el precio. Hemos demostrado pues, que la disminución del excedente del
consumidor de José provocada por la subida del precio proporciona una medida
monetaria del costo que tiene para él dicha subida .La disminución del
excedente del consumidor provocada por una subida del precio es igual a la
cantidad máxima que estaría dispuesto a pagar el consumidor para impedir que se
produjera dicha subida, el aumento del excedente provocado por una reducción
del precio es igual a la cantidad máxima que estaría dispuesto a pagar para que
se produjera dicha reducción.
La
variación del excedente del consumidor provocada por la variación de un precio proporciona,
una medida monetaria
del valor (positivo
o negativo) que tiene la
variación del precio para el consumidor.





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